“ Me ha ayudado a identificar cómo funciona mi cerebro, a vivir desde un paradigma todavía más consciente de quién soy, a estar presente en el momento de cada experiencia y aplicar de forma espontánea el conocimiento al que todos tenemos acceso y que surge cuando corazón y mente están conectados en cada aspecto de la vida, viviendo en la quietud y en la acción continua.
Tanto en mi trabajo como en mi vida personal, en la interacción con otras personas, ahora tengo una sensación amplificada de que en ese escenario que compartimos, cada uno es responsable de su propia experiencia y yo de la mía. Así, estoy en la consciencia de que todos, en esencia, formamos de una única fuente y esto ha acentuado mi respeto hacia la elección de vida de cada uno y el proceso en al que están sometidos, sin la necesidad que sentía antes de tener que intervenir para mejorar las vidas de los que me rodean. Ahora ya no hay tensión, sino una plácida interacción de darme a los demás a partir de esa quietud.
Ahora no vivo esclava de la personalidad, del personaje construido. En esta formación se me ha clarificado la manera en que el personaje nos domina y nos arrastra a una vivencia de letargo.
También ahora soy capaz de estar en la no-reacción ante las situaciones. Esa quietud interior que se ha intensificado me permite observar que las situaciones que se presentan no forman parte de Mi, sino que sólo son situaciones a resolver de mis propias proyecciones, de manera que no hay una perturbación interna, solo la posición del observador que sabe que tiene herramientas para resolverlas o para desecharlas. ”